Una historia por amor
Detrás de cada gran proyecto, suele haber una historia que late con fuerza. Protege Salud no es la excepción. Es mucho más que una empresa de servicios médicos; es el reflejo de una vida marcada por la superación, la resiliencia y el amor incondicional por el bienestar de los demás. Y en el corazón de esta historia se encuentra Alek Yefremenko.
Alek, de origen ucraniano, llegó a España siendo apenas un niño. La vida no se lo puso fácil: enfrentó carencias económicas, la soledad de un entorno nuevo y la ausencia de los apoyos que todo niño necesita. Pero la prueba más dura llegó años después, cuando su madre, su mejor amiga, falleció víctima de un cáncer. A partir de ese momento, Alek no solo tuvo que lidiar con su propio dolor, sino que asumió la responsabilidad de cuidar y proteger a su hermano menor.
En lugar de dejarse vencer por la adversidad, Alek decidió transformar su dolor en propósito. Comprendió que la falta de prevención había sido un factor clave en la pérdida de su madre. Fue ahí donde nació en él una convicción profunda: cambiar la forma en que entendemos y vivimos la salud.
Con el paso del tiempo, su incansable espíritu de lucha y su deseo de generar un cambio y hacer el bien lo llevaron a construir Protege Salud, una empresa que no solo ofrece servicios médicos, sino que abraza la prevención como el mejor hábito de vida. Porque no se trata solo de curar enfermedades, sino de evitar que ocurran.
Hoy, Alek Yefremenko es el CEO más joven de todas las oficinas de Sanitas a nivel nacional. Su liderazgo, que nace del amor y del verdadero cuidado, inspira a un equipo de jóvenes profesionales comprometidos con un objetivo común: poner la vida, la salud y la prevención en el centro de todo.
Su formación académica consta de Grado en Psicología y en Administración y Dirección de Empresas. Esto le ha permitido unir el conocimiento del comportamiento humano con una visión estratégica e innovadora del sector salud. Pero su compromiso no se queda en los despachos. En su tiempo libre, Alek trabaja como voluntario acompañando a personas que enfrentan enfermedades graves, recordándoles —y recordándose a sí mismo— que la empatía, el apoyo emocional y la dignidad también forman parte del proceso de sanar.
Este es apenas el comienzo de algo mucho más grande: una nueva cultura de salud basada en la prevención, en la educación y en el amor.